UN REVULSIVO INTEMPORAL
Tomaz Pandur estrena en Madrid 'La caída de los dioses' tras una gira por España
Tomaz Pandur, director de escena yugoslavo (él sostiene que lo es aunque su país no exista y le definan como esloveno) se ha convertido en los últimos años en un habitual del teatro español, un territorio en el que se mueve con brillantez y en el que consigue no dejar indiferentes a sus espectadores, algunos de los cuales ya le consideran un creador de culto al que no hay que perderse. Recala en la cartelera madrileña con La caída de los dioses, su versión teatral basada en la historia y el guion original de Nicola Badalucco, Enrico Medioli y el director del filme del mismo título mundialmente alabado, Luchino Visconti. Pandur: "El nazismo lo construimos nosotros y ahora ponemos en pie otro" La obra parte de una ambiciosa estética minimalista y muy cinematográfica Tras una gira por España, el montaje llega a las Naves del Matadero, dependientes del teatro Español, donde estará desde mañana 25 hasta el 23 de octubre. Y lo hace con un excepcional reparto que cuenta con la actriz Belén Rueda, en su segunda incursión en el teatro, además de Alberto Jiménez, Nur Levi, Pablo Rivero (que debuta en teatro tras triunfar en Cuéntame),Fernando Cayo, Manuel de Blas, Emilio Gavira, Francisco Boira, Santi Marín y el pianista Ramón Grau. La caída de los dioses aborda la historia del declive y la descomposición de una aristocrática familia alemana en los primeros momentos del Tercer Reich. Pandur, director artístico de la Capital Cultural Maribor 2012, se enfrenta, en su sexto espectáculo en España, a un proyecto que siempre tuvo en mente. Y lo hace demostrando la vigencia del discurso de Visconti en nuestro tiempo, transcurridos más de 40 años y en este inquietante e inestable momento político y social en Europa. Al tiempo disecciona, como hizo en el exitoso Hamlet, un conflicto familiar como microcosmos de la sociedad y del mundo. "El guion es mucho más potente que la película, encierra dentro cuatro tragedias de Shakespeare:Hamlet, Rey Lear, Titus Andrónicus y Macbeth",dice Pandur, quien apunta que si se profundiza más, también encontramos Edipo Rey,de Sófocles. "Estoy de acuerdo con Fassbinder, que dijo que la película es a la historia del cine lo que Shakespeare para la historia del teatro; pero no se trata de una imitación, tomo un segmento que me interesa, como son los espacios blancos entre palabras, los silencios", y añade: "El nazismo lo construimos nosotros y ahora volvemos a poner en pie otro tipo de nazismo y, como entonces, miramos a otro lado. Yo vengo de Eslovenia, donde los partidos políticos de izquierda y derecha son solo empresas, nada más, no existe ideología. Vivimos en una decadencia moral y es muy peligroso, lo que impera es el capitalismo salvaje". Para hablar de todo esto Pandur ha recurrido desde iconografías populares, incluso religiosas, hasta el expresionismo alemán, siempre dentro del opus entero de Visconti y su trilogía alemana (junto a Muerte en Venecia y Ludwig) y partiendo de una ambiciosa estética muy minimalista y muy cinematográfica. Belén Rueda afirma que la propuesta de Pandur es brutal: "Su forma de trabajar potencia a cada uno al máximo, no solo a los actores", señala en referencia también a la escenografía de Numen (Sven Jonke), el vestuario de Angelina Atlagi, la iluminación de Juan Gómez Cornejo y el diseño de videoescena de Álvaro Luna. "Todo el mundo está muy involucrado", dice la actriz convertida aquí en la baronesa Sophie von Essenbeck, un personaje extraño y perverso y al tiempo humano. Emilio Gavira recrea un enigmático y sorprendente personaje creado por Pandur. "Es un homenaje a Visconti; un ser atemporal que aparece siempre en estas situaciones, que es cíclico, porque el ser humano tiende a repetir los mismos errores; entonces fue con los judíos, volverá a ser con los negros, con los homosexuales...; a mí, como enano, me habrían mandado a la cámara de gas, hay que luchar siempre por los derechos; el personaje recuerda que hay que estar alerta", señala Gavira cuya excelencia como cantante lírico también ha sido explotada por Pandur. La caída de los dioses. Naves del Matadero. Del 25 de agosto al 23 de octubre.( ROSANA TORRES, EL PAIS- Madrid - 24/08/2011)
EL OLIMPO DE PANDUR
Cuando vas a entrevistar por primera vez a Tomaz Pandur y lees cosas como "un dios de la escena", o "uno de los directores más aclamados de Europa" o incluso "el renovador del lenguaje escénico" no puedes evitar experimentar cierto nerviosismo, inseguridad, una cierta tensión de glúteos (que diría mi amadísima compañera Machús Osinaga). Estamos ante un dios de la escena, uno de los directores más aclamados de Europa o incluso el renovador del lenguaje escénico. Pero de repente aparece él, un cuarentón menudito de aspecto impecable y sonrisa afable que te confiesa, nada más llegar, que está más nervioso que tú. Enternecedoramente humilde. Y es entonces cuando respiras aliviada y te haces la estupenda: "te amamos y te admiramos, Tomaz, va a ir todo genial, ya verás" y él te responde con cara de pánico: "ay, por favor, dímelo más a ver si me relajo". Y, claro, ya te ha ganado. Ya le amas pero de verdad verdadera. Pese a que su castellano es más que respetable, el director esloveno no se atreve a hacer las entrevistas en nuestra lengua ni a separarse ni un segundo de ese asistente/traductor suyo con aires de playboy balcánico yla experiencia se convierte en un diálogo a tres idiomas, surrealista y encantador. "Visconti es al cine lo que Shakespeare al teatro" Eterno enamorado del neorralismo italiano y de la mirada de Visconti, nos cuenta que lo de adaptar al teatro La Caída de los Dioses es un proyecto que hacía tiempo que andaba barajando. De hecho, la huella estética del cineasta milanés ya estuvo presente en su anterior trabajo, en su aplaudido Hamlet. El mensaje de Visconti sigue tan vigente o más que entonces en este complicado panorama sociopolítico actual. Pero en esta ocasión ha decidido sustituir a su recurrente musa, a Blanca Portillo, por una Belén Rueda casi principiante en estas lides. La actriz, a la cabeza de un seleccionado elenco, se mete en la piel deSophie von Essenbeck,miembro de una familia de la alta burguesía alemana que, tras la subida al poder del nacionalsocialismo, se plantea qué postura adoptar ante el nuevo régimen. Una tragedia política de muertes, pederastia, venganzas y odio a la altura de un Macbeth o del mismísimo Hamlet "porque Visconti es al cine lo que Shakespeare al teatro".
Una propuesta escénica inquietante y minimalista. Siempre transgresor, el creador yugoslavo (como le gusta definirse) vuelve a plantearnos, para el que es ya su sexto proyecto en nuestro país, una propuesta escénica inquietante y minimalista: escenografía de espejos que muestran lo escondido y cintas transportadoras que permiten cambiar el tempo y los espacios en cuestión de segundos. La familia, y por ende la Humanidad, siempre ha llevado consigo y siempre llevará la semilla de su propia destrucción Y todo, como en sus anteriores trabajos, desde la perspectiva de quien ha vivido en sus propias carnes la guerra de los Balcanes y ha llegado a convertirse en un diseccionador de las crisis, en un psicoanalista de la historia. Es desde ahí precisamente desde donde nos advierte, para terminar: "Ojo, que han pasado más de cuarenta años pero el mensaje de Visconti sigue tan vigente o más que entonces en este complicado panorama sociopolítico actual" para twerminar explicando que "la familia, y por ende la Humanidad, siempre ha llevado consigo y siempre llevará la semilla de su propia destrucción". Palabra de Pandur.( EVA LUNA (MI REINO POR UN CABALLO, 15.09.2011)
UNA METÁFORA ESTÉTICAMENTE INTENSA SOBRE EL FIN DE LA HUMANIDAD.